Santo Domingo Norte.– Ya han pasado más de 27 horas desde que fue reportada como desaparecida la pequeña Yuleidy Santana, de cinco años de edad, quien, de acuerdo con versiones de residentes del sector El Primaveral, fue arrastrada por una cañada que desemboca en el río Yaguaza, en este municipio.
Intervienen a reconocido influencer durante operativ0 en vía públicaEl hecho ocurrió alrededor de las 3:45 de la tarde del jueves. Desde entonces, distintas unidades del Cuerpo de Bomberos, Defensa Civil y otros organismos de emergencia han estado desplegadas en la zona para tratar de localizar a la niña. Hasta el momento, no se han hallado rastros que indiquen su ubicación.
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En los operativos se han utilizado drones, equipos de rastreo y unidades caninas, pero los esfuerzos aún no han arrojado resultados positivos. La cañada por donde fue arrastrada la menor recorre una amplia área del municipio y desemboca en un vertedero improvisado, lo que, según autoridades, complica las labores de rescate.
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Encuentran cuerpo de peque en cañada de Villa Mella, SDN“Hoy hemos peinado unos 2,500 metros de cañada, trabajando de la mano con distintas entidades de rescate. Estamos enfrentando múltiples retos, incluyendo la oscuridad de la noche, pero seguimos con la misma fe del primer día”, expresó uno de los oficiales del Cuerpo de Bomberos que está al frente del operativo.
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La madre de Yuleidy, Rosenny Santana Peña, permanece en el área desde que ocurrió el hecho, aferrada a la esperanza de volver a ver a su hija. Vecinos del sector también han mostrado su preocupación y afirmaron que la pequeña no solía acercarse a la cañada.
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Hace un tiempo, Rosenny Santana vivió una pérdida significativa cuando su bebé de cuatro meses dejó de vivir debido a complicaciones respiratorias. Desde el jueves, se enfrenta de nuevo a una situación dolorosa tras la desaparición de su hija Yuleidy, quien jugaba bajo la lluvia junto a otras pequeñas cuando ocurrió el hecho.
Durante las primeras horas del día, la madre relató que su hija menor no ha podido dormir ni alimentarse desde el momento del suceso. Su hijo mayor, de siete años, tampoco ha dejado de llorar. Expresó que se ha mantenido firme por ellos, aunque no puede evitar sentir incertidumbre y tem0r.